La génesis del velcro es archiconocida:
A principios de los años cuarenta, el joven ingeniero suizo Georges de Mestral, aficionado a dar largos paseos con su perro por el bosque, se preguntó por qué le costaba tanto luego desprender del pelo de su animal cierto tipo de cardos silvestres. Tras analizarlos al microscopio, observó que sus hojas acababan en múltiples ganchos y se propuso recrear un sistema de enganche basado en este diseño de la naturaleza. Un método para innovar, por cierto? concebir prototipos a partir de patrones de éxito en el medioambiente, como el radar o las mismas aletas de los submarinistas- que, por muy sofisticadas que se vuelven las últimas tecnologías, no deja de inspirar nuevas invenciones.
A principios de los años cuarenta, el joven ingeniero suizo Georges de Mestral, aficionado a dar largos paseos con su perro por el bosque, se preguntó por qué le costaba tanto luego desprender del pelo de su animal cierto tipo de cardos silvestres. Tras analizarlos al microscopio, observó que sus hojas acababan en múltiples ganchos y se propuso recrear un sistema de enganche basado en este diseño de la naturaleza. Un método para innovar, por cierto? concebir prototipos a partir de patrones de éxito en el medioambiente, como el radar o las mismas aletas de los submarinistas- que, por muy sofisticadas que se vuelven las últimas tecnologías, no deja de inspirar nuevas invenciones.
Resumiendo: después de duros años de investigación, Mestral creó este sistema de cierre revolucionario que todos hemos usado alguna vez, consistente en una tira con bucles y otra con ganchos. En 1955, el ya no tan joven ingeniero pudo patentar finalmente su invento, que fue bautizado a partir de los términos en francés «bucle» (velour) y «gancho» (crochet).
En la actualidad, la marca VELCRO® está registrada internacionalmente por Velcro Industries B.V.
No es que el velcro sea uno de esos inventos que han cambiado la historia de la humanidad. Sin embargo, nadie sabe qué habrían hecho los astronautas para fijar sus herramientas en el espacio, y el tiempo que ahorran ahora los médicos de urgencias al vestirse pueden dedicarlo a salvar más vidas. En cualquier caso, es una de esas pequeñas-grandes invenciones que ya forman parte de nuestra vida cotidiana. Lo curioso es que la mayoría de los artículos sobre el velcro señalan que a su creador se le ocurrió «por casualidad», tras observar cómo unos cardos se adherían al pelo de su perro, y pocos añaden que le costó una década patentarlo. Ergo, ¿este tipo de innovaciones son fruto del puro azar, de la genialidad o de la perseverancia?
Ver más en www.infonomia.com
No es que el velcro sea uno de esos inventos que han cambiado la historia de la humanidad. Sin embargo, nadie sabe qué habrían hecho los astronautas para fijar sus herramientas en el espacio, y el tiempo que ahorran ahora los médicos de urgencias al vestirse pueden dedicarlo a salvar más vidas. En cualquier caso, es una de esas pequeñas-grandes invenciones que ya forman parte de nuestra vida cotidiana. Lo curioso es que la mayoría de los artículos sobre el velcro señalan que a su creador se le ocurrió «por casualidad», tras observar cómo unos cardos se adherían al pelo de su perro, y pocos añaden que le costó una década patentarlo. Ergo, ¿este tipo de innovaciones son fruto del puro azar, de la genialidad o de la perseverancia?
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